La UNESCO ha realizado foros mundiales que vinculan la cultura al desarrollo sostenible desde el año 2009 (Monza, 2009 y 2011; Florencia, 2014). La edición más reciente “Cultura y Alimentación: Estrategias Innovadoras para el Desarrollo Sostenible” tuvo lugar en la ciudad de Parma, Italia, hace unos días y reunió a expertos de distintos sectores y regiones.
Parma es una de las ciudades europeas con mayor número de indicaciones geográficas protegidas (IGP), entre ellas, el queso parmesano, el vinagre balsámico de Módena y los hongos porcinos de Borgo Val di Taro. Es reconocida por proteger a los productores locales y a sus productos, promover el consumo responsable de alimentos entre sus habitantes, desarrollar su capacidad institucional de innovación y fortalecer la cooperación internacional. En 2015 se integró a la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO.
Tomando como punto de partida la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible, los cinco paneles expertos del Foro abordaron temas como (1) identidad y patrimonio, (2) políticas culturales para el desarrollo rural y urbano, (3) educación y formación vocacional, (4) desarrollo científico e investigación y (5) buenas prácticas de la Red de Ciudades Creativas de Gastronomía de la UNESCO. En el siguiente enlace pueden encontrar más información sobre el programa del Foro y la Declaración de Parma.
Entre las colaboraciones arte-gastronomía destacaron: (1) el proyecto ‟alimentación como símbolo en la escritura creativa y el arte performativo” (Food as Symbol in Creative Writing and Performance) de la Universidad del Cabo Occidental (Sudáfrica) que ha producido obras de teatro sobre seguridad alimentaria y la conmovedora colección de poemas “Cortando zanahorias de manera equivocada” (Cutting Carrots the Wrong Way), (2) los recorridos virtuales de la ciudad de Tsuruoka (Japón) disponibles a través de la aplicación Google Arts & Culture y (3) el mapa en línea de la Doctora Tuleka Prah (My African Food Map) archivo audiovisual que recupera recetas tradicionales africanas a través de sus habitantes expertos.
Hace diez años tuve la oportunidad de ser parte del equipo organizador del primer Foro Mundial de Cultura en Monza. En esta edición tuve el enorme gusto de participar como invitada. Es evidente que en la última década se ha incrementado el reconocimiento a las industrias culturales y creativas de manera exponencial. En 2009 no existía la red de ciudades creativas de la UNESCO. Hoy la integran 180 ciudades de 120 países y cada año se suman más. El interés que caracteriza a los actores del sector creativo sigue siendo, en mi opinión, igual de comprometido y entusiasta. Vale la pena participar en las actividades que promueven las ciudades creativas o integrarse a ellas para contribuir al desarrollo de nuestros territorios y de la Agenda 2030.